LA SANACION Y LAS HERIDAS DEL ABANDONO
Actualizado: 27 mar 2019
La sanación es el proceso por el cual se pasa para llegar a expresar nuestra verdadera
esencia, nuestro ser, pero para ello debemos sentir, y sentir en muchos casos es muy doloroso. A veces hasta insoportable porque nuestro cuerpo nos envía unas sensaciones que asumimos no podremos soportar y por ello dejamos de sentir y evadimos a como de lugar ese dolor.
Como leí en Instagram:
Sanar puede ser puede llegar a ser agotador, aplastante, no tiene nada de glamoroso. No se
escuchan cánticos, ni mantras de fondo, ni luces de colores. Sanar es abrir las puertas de lo
que tenemos tapado, que no queremos ver, y ver como todas las resistencias juntas se
aglomeran ante la situación incomoda de cambiar.
Presenciamos como se manifiestan temáticas de negación el “esta todo bien, boicots y muchos sabotajes. La sanación es profunda y puede ser ardua, caótica y fluctuante, sin camino recto ni recompensas inmediatas.
Animarse a sanar es un gran acto de valentía, es un acto privado, íntimo y muy hondo.
No lo llamemos de otro modo, sanar es sanar, es ver la herida para encontrar recursos a usar
para atravesarla. Estemos presentes en el proceso, para nosotros mismos, armando red,
dejándonos sostener y comprendiendo lo misterioso que puede ser, sin controlar ni esperar
nada más lo que ha de suceder.
Todo es perfecto
JULIETA SUAREZ VALENTE de astrologia_y_consciencia
Por tal motivo nos pasamos la vida llenos de miedo e inseguros, tratando que escapar de ese sentimiento volcándonos en hacer y hacer para evitar el dolor a toda costa, y no sabemos que por más que tratemos de esconderlo ese sentimiento sigue allí y nos acompañará hasta que tomemos la decisión de enfrentarlo, de abrazarlo y de permitirnos sentirnos vulnerables.
Paremos un momento y preguntémonos Por que tenemos una vida tan vacía? Por que nos
cuesta tanto mostrarnos como somos realmente? Por que nos cuesta tanto amarnos a nosotros mismos y amar a los demás? Que herida tan profunda tenemos que hemos hecho de todo para tratar de ser lo que no somos?
Creo que la respuesta a todo esto se da en nuestra infancia, desde allí hemos cargado con
muchas cosas que en nuestro presente son la causa de nuestro sufrimiento. Hoy en día así no lo pensemos llevamos un niño (a) herido (a) cada vez que se disparan ciertas cosas que nos sucedieron y nunca procesamos ni trabajamos.
Cada uno lleva una herida en mayor o menor proporción, en mi caso la que identifico es la
herida del abandono emocional. Esta herida la llevamos a causa de que nuestros padres o
cuidadores no estuvieron para protegernos, abrazarnos, acompañarnos en nuestros primeros años de desarrollo, hasta podrían haber estado físicamente pero no energéticamente.
Cuando nuestros padres son emocionalmente ausentes (luchando con ellos mismos, teniendo sus propias batallas, llenos de resentimiento y distantes) nos ha tocado sobrellevar la vida con miedo a no ser lo suficientemente buenos para los demás, a estar alerta ante cualquier signo de rechazo y a ser complacientes con tal de que el otro no nos abandone.
Hoy en día esa herida se despierta cada vez que alguien no nos llama o quedamos en vernos y no aparecen, cuando pedimos algo y no nos hacen el favor, cuando terminan con nosotros, sino toman en cuenta nuestra opinión, sino hacen lo que tú queremos, etc.
Se nos dispara por lo tanto en situaciones sencillas de la vida reviviendo constantemente lo que nos sucedió de pequeños, pero para contrarrestar la incomodidad de sentirla nos volvemos codepedientes, nuestra felicidad la volcamos en el otro y por ende nuestras prioridades cambian con tal de satisfacer a los demás. Somos víctimas del mundo y evitamos la confrontación a todo lugar.
La aceptación y consciencia plena de esta herida es el primer paso para sanarnos, sin
reconocer lo que llevamos dentro así sea muy fuerte no vamos a poder ser libres y ser nosotros mismos porque los demás no son culpables de lo que nos pasa, somos nosotros responsables de nuestro bienestar y a veces se requiere un trabajo interno largo y arduo, pero es muy gratificante porque nos quitamos mucho peso de encima y dejamos de agradar al mundo para comenzar una relación intima con nosotros mismos, la cual debe estar por encima de todos (no quiero decir pasando por encima de los demás) pero como dice la frase:
“Prefiero perderte a ti, que perderme a mi”
Al amarnos y ser nosotros mismos vamos a poder amar y aceptar a los demás tal como son sin mascaras, sin expectativas, simplemente siendo auténticos, permitiendo la libre expresión y la coherencia.